El 28 de abril, los medios informaron sobre el asesinato de la corresponsal en Veracruz para el Semanario Proceso, Regina Martínez, quien cubría temas de seguridad en una entidad que vive entre el fuego cruzado de las autoridades y del crimen organizado.

En Veracruz (zona golfo), cinco periodistas han sido asesinados en diez meses y un medio ha sido atacado con explosivos. Colegas periodistas que hablaron con Regina días o meses antes de su muerte compartieron que la periodista se sentía temerosa de que algo pudiera ocurrirle.

Según las cifras de Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), de 2009 a la fecha, han sido asesinados 30 periodistas por ejercer el derecho a la libertad de expresión, se han confirmado cuatro desapariciones, se han recibido 26 ataques con explosivos o armas de fuego contra instalaciones de los medios, insertos en un total de 527 agresiones. Entidades en el país viven silenciados, la prensa ya no puede informar libremente sobre acontecimientos que pueda tocar intereses ajenos.

Ante ello el Estado tiene mucho por hacer, es claro que cada esfuerzo emprendido se ha quedado a medias y que al no ser sancionadas las agresiones a la libertad de expresión se generan condiciones para la repetición de estos delitos.

La Fiscalía Especial de Agresiones contra la Libertad de Expresión necesita ser reforzada en su presupuesto y capacidad, más aún con la reciente reforma constitucional que federaliza las agresiones a la libertad de expresión. En el marco de la impunidad estructural que padece México han surgido iniciativas para la protección; una por acuerdo institucional que no ha dado resultados claros para implementar medidas y recientemente la aprobación de la Ley de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas que deberá ser avalada por la Presidencia de la República y posteriormente ser armonizada con las iniciativas existentes.

Es de reconocer, que las y los periodistas han implementado sus propias medidas para contener las agresiones, múltiples análisis y debates sobre la cobertura y la solidaridad que se necesita al interior del gremio para afrontar la violencia han sido las respuestas ante la falta de respuesta del Estado. Un ejemplo exitoso de estas redes de autoprotección y profesionalización son la Red Mexicana de Reporteros de Morelos, o la Red de Periodistas de a Pie, entre otros; sin embargo, la tarea de proteger y abonar al sano ejercicio de la libertad de expresión como se ha insistido, corresponde a la coordinación de esfuerzos entre los actores involucrados.

En este día recordamos que en México hay una agenda pendiente en materia de libertad de expresión y es una tarea fundamental ejercerla, promoverla y defenderla.

Centro Nacional de Comunicación Social